
Somos autoexigentes cuando establecemos estándares extremadamente altos e inflexibles para nosotros mismos en todas las áreas de la vida[1], lo cual afecta negativamente tanto en nosotros como en el más próximo: mi pareja, mis hijos...
¿De dónde vienen estas tendencias al perfeccionismo y a la autoexigencia? Muy probablemente de ideas equivocadas, creencias falsas en las que uno posa su valía en el hacer y no en el ser. Valemos por el simple hecho de ser humano, no importa si nuestras potencialidades se encuentran de momento o permanentemente apagadas. No importa si somos del tamaño de una cabeza de alfiler o si nuestros años ya rozan el siglo, no importa lo mucho o poco que podamos lograr en un día. Somos personas, somos humanos y eso nos da una dignidad, un valor incalculable.
A continuación menciono algunos ejemplos de cómo nuestra autoexigencia puede permear en nuestra pareja para luego finalizar con algunas estrategias para mitigar nuestro impulso a autoexigirnos.
¿De dónde vienen estas tendencias al perfeccionismo y a la autoexigencia? Muy probablemente de ideas equivocadas, creencias falsas en las que uno posa su valía en el hacer y no en el ser. Valemos por el simple hecho de ser humano, no importa si nuestras potencialidades se encuentran de momento o permanentemente apagadas. No importa si somos del tamaño de una cabeza de alfiler o si nuestros años ya rozan el siglo, no importa lo mucho o poco que podamos lograr en un día. Somos personas, somos humanos y eso nos da una dignidad, un valor incalculable.
A continuación menciono algunos ejemplos de cómo nuestra autoexigencia puede permear en nuestra pareja para luego finalizar con algunas estrategias para mitigar nuestro impulso a autoexigirnos.
- La autoexigencia genera distanciamiento emocional con la pareja: La sobre autoexigencia nos lleva a un desgaste emocional, cargarnos con problemas que no nos corresponde cargar. Eso puede ocasionar alejamiento de la pareja debido a que nuestros recursos emocionales están enfocados en hacer todo “perfecto” y nos resta poca energía para lidiar (y disfrutar) las interacciones cotidianas. Ello genera a la larga un distanciamiento emocional. “Me alejo para no pelear”, podríamos pensar, cuando en realidad la mayor batalla que se está enfrentando es la interna y es justo en estos momentos que se está ansioso que podemos y deberíamos pedir apoyo de la pareja[2].
- La autoexigencia nos impide disfrutar con la pareja: La autoexigencia va relacionada con baja autoestima y autoconfianza. Esto es porque cuando somos autoexigentes, pensamos y sentimos que nunca estamos haciendo lo suficiente. A partir de ese pensamiento, más ideas irracionales pueden fácilmente surgir, por ejemplo, las comparaciones: “no soy tan buena esposa como…”, lo que puede desarrollar insatisfacciones, autoboicoteos y eventuales celos a partir de tal inseguridad. El pensar que no hacemos lo suficiente es especialmente devastador en los temas de duelo por fallecimiento de un familiar: “Si lo hubiera atendido mejor…”, “pude haber hecho más por él”. Todos estos pensamientos generan que nos encerremos en nosotros mismos, en los problemas creados en la imaginación, sin vivir el presente, la vida real, y por ende no nos sintamos capaces de disfrutar de la presencia de nuestra pareja.
- La autoexigencia genera disfuncionalidad familiar: Diversos estudios relacionados con trastornos psicosomáticos y trastornos alimenticios, como el de Cruzat et al[3], estudian la disfuncionalidad familiar y es común encontrar a una madre perfeccionista y un cónyuge periférico. En la consulta lo he constatado al observar muchas personas que por su exacerbada autoexigencia, cargan con todas las responsabilidades, les cuesta soltar porque piensan que la pareja no lo va a hacer “tan bien” como ellas mismas. En ese contexto, la pareja acepta (de forma explícita o implícita) no cargar con su parte de responsabilidad para evitar peleas o por aparente comodidad, pudiendo deslindarse del compromiso mutuo que han adquirido.
- La autoexigencia nos impide amar libremente. Cuando somos autoexigentes, tendemos a “ayudar de más” al cónyuge, a los hijos, a los nietos. María Montessori decía: “Una ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo”. ¿Por qué a veces queremos ayudar de más? En muchas ocasiones deriva del perfeccionismo y la impaciencia nuestro impulso por hacerles las cosas, como se describe en el punto anterior; pero en muchas otras es originada por el miedo. Cuando actuamos así, habría que preguntarnos si en el fondo nos hemos hecho vulnerables en nuestro juicio de qué tanto ayudar porque tememos fallar a sus seres queridos. “En el amor no hay temor”. Estar ahí para ayudar al cónyuge es bueno, pero cuando “ayudamos” de más, le podemos desarrollar una discapacidad (emocional o física) en el ser al que intentamos “resolverle la vida”. Amar libremente al cónyuge sí requiere a veces sacrificio, pero también es disfrute mutuo. Las constantes ayudas innecesarias, cuando son motivadas por temor y no por amor, nos esclavizan.
- La autoexigencia nos enferma físicamente. La autoexigencia nos puede llevar a la ansiedad y estrés crónico[4]. Lo cual también puede proyectarse en el cuerpo. A su vez, puede generar un bucle vicioso en el que ahondaré en el próximo artículo.

A menudo, la sobreexigencia va unida al perfeccionismo[5], lo cual genera una presión y desgaste constante que puede llevar a oscilar a su extremo opuesto: la autocompasión. Pero, ¿cómo salir del espiral de ideas que me mueven a la sobreexigencia?, ¿Cómo difuminar esa necesidad de valoración? ¿Cómo quitarse los miedos de fallarle al otro? ¿Cómo lograr todo esto y no irse al extremo de la pereza en el intento? La gratitud y el aprecio son el secreto. Te comparto 3 consejos de cómo se pueden aplicar y porqué hacen que la gratitud y el aprecio funcionan como antídoto ante la sobreexigencia.
1. Libreta del agradecimiento. Existe evidencia de cómo una actitud agradecida puede ayudar a disminuir las consecuencias negativas de una tendencia a la autoexigencia[6]. Recomiendo mucho a mis pacientes llevar una “libreta del agradecimiento”: Cada día escribir al menos una cosa de la que me sienta agradecida, con Dios, con mi cónyuge y con los que me rodean. La gratitud vence al miedo y a la soberbia ya que recordar las obras buenas que he recibido disipa los miedos, las dudas, los temores y también nos permite ver lo bueno en el otro. Las emociones son el resultado de lo que pensamos de nuestros problemas, más que de los problemas en sí mismos[7]. En otras palabras, a partir de mis pensamientos enfocados en las cosas que puedo agradecer, mi actitud ante los problemas y la vida en general será más positiva, ya que se generará un sentimiento de gratitud por los dones con los que cuento, por estar viva y que el otro esté vivo junto a mí.
2. Elevar el grado de aprecio de los otros. Tener en cada vez mayor estima a los demás nos hace mantener una salud en las relaciones humanas. De hecho, uno de los peldaños que construyen “la casa de una relación sólida”[8] del método Gottman de terapia de pareja, es la admiración. Es uno de los primeros peldaños, lo que significa que no puedo alcanzar sueños en conjunto con mi cónyuge si primero no construyo ni le doy mantenimiento al peldaño de admirar a mi pareja. El libro: “Más allá de las diferencias”[9] menciona una fórmula matemática para aceptar al otro (y por ende no pasar a sobreexigirle por mi neurosis de perfeccionismo): Grado de aprecio – grado de intolerancia = grado de aceptación (Gap-Gi=Gac). Entre más aprecie al otro, aunque llegue a realizar cosas que no son tan de mi agrado, lo voy a aceptar como es.
3. Reconocer mis pequeños logros. En terapia, suelo enseñar 8 técnicas para elevar el autoconcepto. Una de ellas es reconocer los logros. A muchos de mis pacientes, al principio les cuesta trabajo reconocer sus logros, con mucho trabajo llegan a decir uno o dos. Sin embargo, una vez que uno va reconociendo sus logros, se encamina un círculo virtuoso donde uno busca mejorarse a sí mismo con mayor ánimo, ya no desde una perspectiva perfeccionista, sino apreciando esos esfuerzos. Piedra a piedra se construye una catedral. Reconocer esas “piedritas” que voy logrando acomodar me ayudará a no rendirme, no desesperarme y tenerme más paciencia. Cuando me tengo paciencia, es más fácil tenerle paciencia a los demás.
Apreciando lo que se te da (libreta del agradecimiento), apreciando más a los demás y apreciando tus logros podrás recorrer con paso firme el camino para reducir la sobreexigencia y por ende, hacer más llevadera la vida con tu cónyuge.
Mtra. Ma Guadalupe Galván R.
Febrero, 2025
[1] https://www.iepp.es/sobreexigencia-cuando-el-perfeccionismo-se-convierte-en-una-carga/
[2] Vargas, J., & Ibanez, J. (2007). Solucionando Los Problemas de Pareja y Familia. Editorial Pax. Pp.62-63.
[3] Cruzat, Claudia, Ramírez, Patricio, Melipillán, Roberto, & Marzolo, Paula. (2008). Trastornos Alimentarios y Funcionamiento Familiar Percibido en una Muestra de Estudiantes Secundarias de la Comuna de Concepción, Chile. Psykhe (Santiago), 17(1), 81-90. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-22282008000100008
[4] https://www.iepp.es/sobreexigencia-cuando-el-perfeccionismo-se-convierte-en-una-carga/
[5] Íbid.
[6] https://www.health.harvard.edu/healthbeat/giving-thanks-can-make-you-happier
[7] Vargas, J., & Ibanez, J. (2007). Solucionando Los Problemas de Pareja y Familia. Editorial Pax. Pp. 104
[8] John M. Gottman y Julie Schwartz Gottman. Casa de una relación sólida. Método Gottman.
[9] Reig, E. & Dionne, G. (2002). “Más allá de las diferencias”. Norma.
1. Libreta del agradecimiento. Existe evidencia de cómo una actitud agradecida puede ayudar a disminuir las consecuencias negativas de una tendencia a la autoexigencia[6]. Recomiendo mucho a mis pacientes llevar una “libreta del agradecimiento”: Cada día escribir al menos una cosa de la que me sienta agradecida, con Dios, con mi cónyuge y con los que me rodean. La gratitud vence al miedo y a la soberbia ya que recordar las obras buenas que he recibido disipa los miedos, las dudas, los temores y también nos permite ver lo bueno en el otro. Las emociones son el resultado de lo que pensamos de nuestros problemas, más que de los problemas en sí mismos[7]. En otras palabras, a partir de mis pensamientos enfocados en las cosas que puedo agradecer, mi actitud ante los problemas y la vida en general será más positiva, ya que se generará un sentimiento de gratitud por los dones con los que cuento, por estar viva y que el otro esté vivo junto a mí.
2. Elevar el grado de aprecio de los otros. Tener en cada vez mayor estima a los demás nos hace mantener una salud en las relaciones humanas. De hecho, uno de los peldaños que construyen “la casa de una relación sólida”[8] del método Gottman de terapia de pareja, es la admiración. Es uno de los primeros peldaños, lo que significa que no puedo alcanzar sueños en conjunto con mi cónyuge si primero no construyo ni le doy mantenimiento al peldaño de admirar a mi pareja. El libro: “Más allá de las diferencias”[9] menciona una fórmula matemática para aceptar al otro (y por ende no pasar a sobreexigirle por mi neurosis de perfeccionismo): Grado de aprecio – grado de intolerancia = grado de aceptación (Gap-Gi=Gac). Entre más aprecie al otro, aunque llegue a realizar cosas que no son tan de mi agrado, lo voy a aceptar como es.
3. Reconocer mis pequeños logros. En terapia, suelo enseñar 8 técnicas para elevar el autoconcepto. Una de ellas es reconocer los logros. A muchos de mis pacientes, al principio les cuesta trabajo reconocer sus logros, con mucho trabajo llegan a decir uno o dos. Sin embargo, una vez que uno va reconociendo sus logros, se encamina un círculo virtuoso donde uno busca mejorarse a sí mismo con mayor ánimo, ya no desde una perspectiva perfeccionista, sino apreciando esos esfuerzos. Piedra a piedra se construye una catedral. Reconocer esas “piedritas” que voy logrando acomodar me ayudará a no rendirme, no desesperarme y tenerme más paciencia. Cuando me tengo paciencia, es más fácil tenerle paciencia a los demás.
Apreciando lo que se te da (libreta del agradecimiento), apreciando más a los demás y apreciando tus logros podrás recorrer con paso firme el camino para reducir la sobreexigencia y por ende, hacer más llevadera la vida con tu cónyuge.
Mtra. Ma Guadalupe Galván R.
Febrero, 2025
[1] https://www.iepp.es/sobreexigencia-cuando-el-perfeccionismo-se-convierte-en-una-carga/
[2] Vargas, J., & Ibanez, J. (2007). Solucionando Los Problemas de Pareja y Familia. Editorial Pax. Pp.62-63.
[3] Cruzat, Claudia, Ramírez, Patricio, Melipillán, Roberto, & Marzolo, Paula. (2008). Trastornos Alimentarios y Funcionamiento Familiar Percibido en una Muestra de Estudiantes Secundarias de la Comuna de Concepción, Chile. Psykhe (Santiago), 17(1), 81-90. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-22282008000100008
[4] https://www.iepp.es/sobreexigencia-cuando-el-perfeccionismo-se-convierte-en-una-carga/
[5] Íbid.
[6] https://www.health.harvard.edu/healthbeat/giving-thanks-can-make-you-happier
[7] Vargas, J., & Ibanez, J. (2007). Solucionando Los Problemas de Pareja y Familia. Editorial Pax. Pp. 104
[8] John M. Gottman y Julie Schwartz Gottman. Casa de una relación sólida. Método Gottman.
[9] Reig, E. & Dionne, G. (2002). “Más allá de las diferencias”. Norma.
Artículo también publicado en la página de Marca Familia: https://www.marcafamilia.com/publicaciones/autoexigencia/